Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, marzo 28, 2007

Inercia

Inercia… era tal vez la única ley que le gustaba respetar. El hecho que las cosas pasaran “porque sí”, sin tener que hacer que pasaran, le alegraba el día. Durante toda su existencia había trabajado propiciando cosas, preparando factores para desencadenar hechos. Si bien es cierto no tenía profesión formal, siempre había desempeñado una misión irreemplazable en la realidad del planeta. Sin ella, la vida en la tierra (de hecho en todo el universo) no habría durado más de uno o dos milenios.

Inercia… era divertido, la naturaleza tenía leyes para todo. Que la gravedad, que la termodinámica, que la relatividad, todas ellas marcadas por complejas fórmulas desarrolladas a través de los años por diversos científicos, cada cual más inteligente e ingenioso que el anterior. Pero pese a lo complejo de dichas fórmulas, su desconocimiento en el plano no científico, inclusive su inexistencia, las leyes de la naturaleza se siguen cumpliendo. Y ella no conocía de fórmulas ni de leyes, pero hacía cumplir lo que debía, y se hacía respetar (incluso temer).

Inercia… algunos la catalogaban como floja, que simplemente dejaba hacer y pasar. Pero su trabajo desgastaba física y emocionalmente, y de vez en cuando no era malo sentirse prescindible… lamentablemente no lo era. No podían sucederse los hechos en su justo tiempo si ella no estaba en el justo tiempo. No se podían activar procesos propios de una pérdida si ella no aparecía cuando y donde debía. No se cerraban ciclos si ella no los cerraba. No existe la vida sin ella, la Muerte…

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miércoles, marzo 21, 2007

Plato frío

-¿La convenciste?
-Sí, fue fácil.
-¿Qué hiciste?
-Toqué su lado maternal. Le conté la tragedia de mi vida y cayó otra vez.
-Ah, lo de siempre y como siempre.
-Por supuesto, todas las de su clase nacen y mueren madres, aunque se hagan las malas.
-¿Y qué viene ahora?
-Lo típico, la aislo de sus amigos y su familia.
-¿Y luego?
-La convenzo de la conveniencia que volvamos a estar juntos, tú sabes, lo tuyo es mío, lo mío es tuyo, esas sandeces.
-¿Y de ahí?
-Cuando sea todo mío cierro el capítulo, pero esta vez para siempre.
-O sea la matas.
-Sí, como a las otras.
-¿Y no existe la posibilidad que esta vez no resulte?
-No, es lo suficientemente tonta para creerme lo que sea que le diga. Ya la hice pelear con su madre y su hermano. El padre aún es un obstáculo, pero ya me encargaré de él. Y los que se dicen sus amigos… esos ni cuentan, basta con que chasquee mis dedos y ella los corre para siempre.
-Pareces tener todas las bases cubiertas.
-No parece, las tengo.
-¿Y no hay algún pretendiente o familiar lejano que pueda hacer algo?
-¿A estas alturas? La tengo comiendo en mi mano, tal vez uno o dos meses atrás pudo ser, pero ya no.
-Vaya, vaya, eres un genio en esto.
-Modestamente sí. Ya es la tercera, y mi cuenta corriente sigue creciendo gracias a las tontas como ella que creen que el ser humano es capaz de cambiar su naturaleza.
-La naturaleza humana es inmodificable… tienes razón. Existe cada loco en este mundo…
-Claro, los fríos como yo, las tontas como ella…
-Los vengativos…
-Claro, los vengativos…
-Los que son capaces de esperar años para que el plato se enfríe y tenga mejor sabor…
-¡Ja ja ja ja ja! Es el mismo dicho que uso de vez en cuando…
-Los que son capaces de hacerse amigo de su enemigo, y cuando éste haya mostrado todas sus cartas y entregado toda su confianza, acabarlo…
-No entiendo esa parte… oye, ¿para qué sacas esa pistola?
-¿Te acuerdas de la primera “tonta”, de esa de los ojos de color raro?
-….
-¿No te recuerda algo el color de los míos…?
-…oye, espera, ella dijo que tenía un hermano menor pero…
-Adiós mierda…

miércoles, marzo 14, 2007

Espionaje

El espía estaba completando su misión. Luego de aprender el idioma del país al cual fue enviado de modo tal de parecer nacido allí, de memorizar historia y costumbres, y de interiorizarse de los intereses de su gobierno en dicha nación, preparó junto con sus jefes la estrategia necesaria para infiltrarse y sabotear la creación de un nuevo sistema de misiles que podría poner en riesgo los equilibrios de la región. Luego de seis meses de trabajo logró robar los planos e inutilizar todos los sistemas computacionales, no sin antes eliminar a todos aquellos que pudieran rehacer el trabajo. Ahora sólo quedaba la parte final: huir sin dejar huellas…

El espía era para su familia piloto de una afamada línea aérea que hacía largos trayectos por todo el mundo, por lo cual no era raro que se ausentara por largos períodos de tiempo. Un complejo aparato de seguridad protegía la seguridad de su esposa y sus tres hijos, única condición que había puesto para seguir en el servicio luego de 30 años poniendo en riesgo su vida. Su experiencia era vital para los trabajos que hacía: frecuentemente era víctima de intentos de asesinato, que siempre lograba detectar con la suficiente antelación para volcarlos a su favor. Así, era respetado y querido por los suyos y odiado a muerte por sus enemigos.

La misión que terminaba había sido una de las más peligrosas de todas. Lo habían emboscado, baleado, intentado atropellar, estrangular, acuchillar e inclusive seducir por una de las más crueles asesinas, quien siempre terminaba torturando y matando a sus víctimas en la cama. Pero su experiencia y su aparato logístico le habían permitido sortear todos los peligros vividos. En su huida él sería el piloto, y lo haría como capitán de la nave que llevaría al presidente y los ministros del país del cual escapaba que iniciaban una gira de estado: era uno de los pocos que se podían dar ese lujo sin ser asesinado en el intento.

Al bajar del avión un extraño sonido en su bolsillo lo puso alerta: el teléfono satelital adaptado que usaba detectó una señal extraña. Con la excusa de revisar el tren de aterrizaje corrió debajo del avión; en ese instante el copiloto, que se había quedado en el lugar en que él estaba, cayó desplomado: un satélite espía había disparado un láser que atravesó al hombre de pies a cabeza sin dejar huellas visibles. El riesgo al parecer había terminado.

Luego de terminar sus labores de pantalla en el aeropuerto, se dirigió a su casa. Había quedado de entregar el disco con los planos al día siguiente, y necesitaba descansar algunas horas antes de informar del éxito de su misión. Al llegar a la casa su esposa lo esperaba como siempre después de sus “vuelos” para conversar y tomar algo antes de dormir. Su trago favorito era el licor de almendras, y su esposa lo tenía listo tal como a él le gustaba. Al terminar de beber el primer trago, decidió comerse una aceituna: en ese instante un intenso ahogo terminó con su respiración y su vida en pocos segundos. Cuando yacía en el suelo, su esposa revisó sus ropas y sacó el disco. Luego se dirigió tranquilamente a la cocina y dio el gas, dejando un chispero eléctrico programado con un reloj para encenderse en 5 minutos. Al salir de la casa con los planos, dejó tras de sí el cadáver del espía enemigo en el primer piso, los de sus hijos en el segundo, y el de una mujer similar a ella en la cocina. La misión estaba cumplida. El chispero se encargaría de borrar su rastro para siempre…

miércoles, marzo 07, 2007

Botánica

Era una tibia mañana de marzo en el hemisferio sur. Pese a estar empezando el otoño la temperatura era aún bastante agradable, en especial para sus plantas. La joven tenía un vivero al fondo de la casa de sus padres, donde pasaba mucho de su tiempo libre. Las relaciones familiares no eran de lo mejor: ella era una mujer que había pasado ya los treinta años y seguía soltera. La tradición familiar era de matrimonio antes de los veinte, por lo que no era bien mirada ni por sus padres ni por sus hermanas, que contaban cada una con 4 o 5 hijos a su haber. Era una joven retraída, casi introvertida, con escasa vida social y nula vida sexual. Había dedicado su juventud a estudiar botánica, pero como sus padres tenían un buen pasar, no necesitaba trabajar para subsistir; pese a los cuestionamientos sobre su soltería, igual era querida. La situación económica de su familia era tal que cuando quiso diseñar su vivero, el padre contrató una empresa que lo tuvo listo para funcionar en menos de una semana, y le dio fondos suficientes para que recorriera el mundo entero seleccionando los especimenes que deseara.

Esa semana su familia viajaría a Europa durante un par de meses. Ella estaba incluida en los planes del viaje, pero a última decidió quedarse: una amiga le había traído de África una extraña planta de la cual no existía bibliografía, y estaba empecinada en clasificarla lo antes posible, pues cabía la posibilidad que no estuviera aún en ningún registro, lo cual le abría las puertas al éxito profesional a escala global. Luego de las discusiones y recriminaciones correspondientes por su poca sociabilidad, convenció a sus padres que la dejaran continuar con su análisis, con la condición de alcanzarlos en cuanto terminara. Al quedar sola pudo volver al vivero donde tenía la extraña planta. No era parecida a nada de lo que hubiera visto durante sus estudios universitarios, ni en ninguno de sus viajes. Su rápido crecimiento era lo más espectacular: duplicaba su tamaño cada dos días. Eso, la ausencia de flores y frutos y lo voluminoso y grueso de sus hojas, completaba el cuadro. Definitivamente lo extraño de la planta y el compromiso con sus padres la haría quedarse toda la noche revisando las muestras que tomó al microscopio para terminar su trabajo.

Esa noche era el instante preciso para dar el golpe. El par de viejos millonarios y la solterona dejarían la mansión por un buen tiempo, por lo cual nadie notaría el robo hasta que ya estuviera todo reducido, y las obras de arte hubieran dejado el país. Los tres meses de enamorar a la horrible empleada por fin darían sus frutos. El avezado ladrón y sus dos cómplices entraron sin mayor dificultad siguiendo las indicaciones de la empleada sobre donde no había alarmas. Una vez dentro de la casa empezaron a descolgar los cuadros que los coleccionistas habían encargado, mientras el “jefe” revisaba los dormitorios en busca de joyas y dinero. Al mirar por la ventana vio luz en una especie de invernadero al fondo de la propiedad. Sigilosamente se dirigió al lugar, y cuando entró se encontró de frente con la hija de los millonarios. La joven intentó gritar y escapar, pero fácilmente fue reducida por el criminal: comparada con la empleada la joven no estaba nada de mal, y definitivamente se cobraría todo lo que tuvo que aguantar seduciendo a la mujer. La joven gritaba desesperada mientras el ladrón rasgaba sus ropas y la baboseaba; sabía que era casi imposible que alguien la escuchara en tamaño parque…

Los ladrones seguían embalando los cuadros para subirlos a un vehículo y hacerse millonarios en el corto plazo, cuando de pronto un alarido estremecedor los paralizó. Uno de ellos vio luz al fondo y ambos fueron corriendo a ver. Al entrar al invernadero encontraron a una joven con sus ropas a medio romper y pálida. Junto a ella una extraña y gran planta de hojas rojas que goteaban un líquido parecido a la sangre. Al mirar el macetero, quedaron horrorizados al ver una pierna humana despedazada con tela del color del pantalón del “jefe”. En menos de 30 segundos los ladrones desaparecieron sin dejar rastro. Dos meses más tarde, en la más prestigiosa revista de botánica del mundo, aparecía el descubrimiento de una nueva especie africana, bautizada por su descubridora como “Justiciera”…