Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, mayo 29, 2022

Palabra

 El empresario se levantó agotado esa mañana. La noche anterior y la anterior a ella había tenido un sueño bastante poco reponedor, con una extraña pesadilla que ya se estaba repitiendo por tercera noche. En su sueño estaba en una situación de oscuridad absoluta donde sólo veía pasar letras blancas que parecían intentar formar una palabra que era incapaz de leer, lo que le causaba una gran inquietud y lo hacía amanecer cansado. Pese a que la oscuridad de su sueño no le causaba miedo ni nada parecido, la incertidumbre de no poder leer la palabra estaba incomodándolo sobremanera.

El empresario estaba sentado en su oficina, cabeceando. Tenía el editor de texto encendido, y la pantalla blanca iluminaba su cansado rostro. El hombre miraba en silencio la pantalla; de pronto y de la nada la pantalla tornó a color negro, y tal como los antiguos protectores de pantalla distintas letras empezaron a volar sobre el fondo negro. Ante sus ojos algunas letras empezaron a fijarse en alguna posición en la pantalla. Cuando estaba a punto de leer lo que decía, una mano se colocó sobre su hombro: era su secretaria, despertándolo.

El empresario estaba aún confundido. Luego que su secretaria lo hubiera despertado, logró recordar las letras que aparecían en la pantalla; al escribirlas, descubrió el nombre “Samuel”. El hombre intentaba recordar a algún Samuel dentro de sus conocidos, sin lograr reconocer a nadie con ese nombre entre sus familiares y amigos. El empresario luego empezó a revisar entre sus clientes y proveedores, y descubrió que nadie en su círculo de cercanos llevaba ese nombre. Finalmente llamó a su esposa para saber si ella o alguno de sus hijos tenía algún amigo con ese nombre: nadie de los cercanos a su familia conocía a algún Samuel.

El empresario llegó temprano esa tarde a su casa, pues estaba demasiado cansado y necesitaba dormir para reponerse de una vez por todas. Ya había solucionado el acertijo de la palabra en sus sueños, y ya que nadie de sus cercanos llevaba ese nombre, debía sólo ser un juego de su mente inquieta que buscaba llamar su atención para algo que aún no entendía. Cerca de las ocho y media de la tarde el hombre se rindió y decidió acostarse a dormir.

Un par de minutos más tarde nuevamente el hombre estaba en la oscuridad absoluta, y veía letras volando frente a sus ojos. Primero apareció una ese, luego una a, después una eme. Extrañamente cuando debería haber aparecido una u apareció una nueva a; finalmente la e y la ele se colocaron en orden, y formaron la palabra “Samael”. El empresario estaba ahora más confundido, pues si no conocía a ningún Samuel, menos le sonaba el nombre Samael. Mientras tanto en su reino, el viejo demiurgo llamado Samael se regocijaba de la ignorancia de las nuevas generaciones, y ya urdía un plan para usar al empresario como punta de lanza para recuperar su adorada creación.

sábado, mayo 21, 2022

Llamada

 El hombre estaba sentado en la barra de su bar de costumbre, como todos los viernes. De pronto, y como cada viernes, su celular empezó a sonar. El hombre sacó el teléfono de su bolsillo, miró la pantalla, y reconoció el número que siempre lo llamaba a esa hora: su novia. El hombre contestó la llamada, y como siempre una voz apagada lo saludaba con cariño, y le decía que tratara de beber poco, y que se cuidara camino a casa. El hombre no contestaba nada, y cuando la mujer terminaba de hablar, él simplemente cortaba la llamada. Nadie a su alrededor decía nada, y sus amigos le volvían a dirigir la palabra una vez hubiera guardado el teléfono nuevamente en su bolsillo.

El hombre esa noche bebió de más. De a poco su equilibrio se fue mermando, sus ideas empezaron a hacerse confusas y el sueño empezó a invadirlo. Al verlo así sus amigos se alejaron de él, pues la última vez que alguien intentó ayudarlo el resultado fue de los peores, y nadie quería recordar lo sucedido aquella noche. El hombre pagó su cuenta, y como pudo inició la marcha a pie a su domicilio, que quedaba a veinte cuadras de su bar.

El hombre caminaba inestable por la calle. Cuando llevaba cerca de cuatro cuadras caminadas un par de amigos de lo ajeno lo divisaron como eventual víctima. A la distancia uno de sus amigos se dio cuenta y le avisó al resto: de inmediato todos empezaron a hablar del mal ojo de los asaltantes, y de cómo terminaría esa noche. Mientras tanto el hombre seguía caminando hacia su domicilio, y los asaltantes caminaban un par de metros tras de él.

Una cuadra más allá los ladrones decidieron abordar al hombre quien apenas podía mantener el equilibrio. En cuanto los asaltantes estaban por tomarlo del hombro, su celular volvió a sonar. El hombre contestó la llamada: era nuevamente su novia, quien le pedía que se tapara los ojos y se agachara. El hombre en su inconciencia la obedeció, justo cuando uno de los ladrones lo iba a tomar del hombro. En ese instante una imagen negra como la noche apareció ante los ladrones, quienes quedaron congelados de miedo al ver cómo varios brazos salían de la imagen con la intención de atraparlos: uno de ellos corrió gritando como niña preescolar, y el otro corría despavorido mientras se orinaba en los pantalones. La imagen luego desapareció, y la voz al teléfono le dijo que podía seguir su marcha. El hombre ebrio le preguntó a su novia cómo había estado todo ese tiempo, a lo que la mujer no contestó: su alma estaba autorizada para protegerlo después de su prematura muerte, pero nada podía contarle acerca de su estado a quien en vida había sido el amor de su existencia.

domingo, mayo 15, 2022

Caminata

 La muchacha caminaba nerviosa camino a casa a esa hora de la noche. Pese a saber defenderse, siempre andar por la calle a esas alturas de la madrugada la ponía ansiosa, pese a que todos sus vecinos le decían que era imposible que algo le sucediera. Sin embargo sus temores naturales la hacían estar más atenta del entorno que cualquiera, y a cada paso notaba todo lo que sucedía a su alrededor.

La muchacha intentaba caminar en silencio, para que nadie notara su presencia. Las sombras eran sus compañeras de marcha y los postes de luz los mudos testigos de su trayecto. De pronto la muchacha sintió pasos tras de sí: alguien le había empezado a seguir. Tratando de no demostrar temor, la muchacha siguió caminando a la misma velocidad, pero tratando de ver a su perseguidor para alcanzar a reaccionar a tiempo si éste intentaba acercarse o hacerle algo.

La muchacha estaba a tres cuadras de su destino. Su perseguidor mantenía la distancia entre ambos, y ello no le permitía verlo adecuadamente: en esos momentos no era más que otra sombra de la noche. La muchacha había pensado en ocultarse para poder ver a quien la seguía, pero ello probablemente la delataría, y la pondría en un eventual riesgo mayor.

A una cuadra de su destino, la muchacha se dio cuenta que su perseguidor había apurado el paso. La joven de inmediato hizo lo mismo, ahora decidida a perder a su perseguidor. Sin embargo los pasos de quien la seguía eran más largos que los suyos, y casi parecía saber dónde residía la muchacha. Cuando faltaban dos metros para llegar a la reja, el perseguidor se cruzó frente a ella.

La muchacha tenía una mezcla de rabia y vergüenza. Quien la perseguía no era otro que su vecino, quien azuzado por el resto de quienes habitaban el lugar la había seguido para hacerle entender que nada le podía pasar. La muchacha aún no entendía que estando muerta nadie vivo le podría causar daño, y sus compañeros en el cementerio estaban por fin logrando que la muchacha entendiera su nueva realidad.

domingo, mayo 08, 2022

Pensamientos

El hombre estaba sentado mirando al infinito con los ojos cerrados en la silla de su oficina. Su mirada estaba fija en el horizonte entre sus pensamientos y sus sentimientos; su límite era preciso pero demasiado lejano para los ojos de su mente. Arriba sus sentimientos volaban en millones de colores, algunos inexistentes pero perceptibles para su mirada; abajo sus pensamientos aparecían como formas lógicas, estructuradas y bien delimitadas en tonos grises y sepias. La diferencia entre ambos era enorme, pero el contraste de tonos y colores era simplemente perfecto. De pronto un carraspeo lo volvió a la realidad.

El hombre estaba excelentemente evaluado en la empresa, pues trabajaba más rápido que el resto y sus gestiones financieras le habían dado grandes ganancias a la institución. Su jefatura lo sabía, por lo que le daban la licencia para dejar su mente volar de vez en cuando pues sabían que luego de ello algo bueno pasaría para todos. Sin embargo su posición en la institución causaba envidia, y uno de sus compañeros estaba decidido en lograr que lo despidieran. Sin que su jefe supiera contactó al gerente y lo citó para que llegara a la hora en que el hombre estaba con los ojos cerrados en la oficina, denunciándolo por dormir en el trabajo. El gerente lo vio, carraspeó para despertarlo y lo citó a la oficina de su jefe.

El gerente estaba enojadísimo. Pese a que el jefe le explicó las capacidades del hombre, el gerente se cerró y simplemente despidió al hombre, informándole que no recibiría indemnización alguna por lo grave de su falta. El hombre al salir de la oficina vio el rostro sonriente de quien lo denunció, y sin decir nada se dirigió a su cubículo a recoger sus cosas. Al entrar al lugar, se sentó un par de minutos en su silla, cerró sus ojos y luego empezó a guardar sus pertenencias en una caja de cartón.

Diez minutos más tarde el hombre salió de su oficina, se despidió de la gente que quería y de su jefe y abandonó el edificio rumbo a su hogar. Su futuro parecía incierto en esos momentos pero nada parecía preocuparlo. Mientras ordenaba sus cosas a la salida del edificio escuchó una sirena: dos minutos más tarde se detuvo una ambulancia donde él estaba parado, de donde descendieron tres personas que entraron corriendo al edificio. El hombre se paró un par de metros más allá a esperar un bus para irse a su casa. Cuarenta minutos después apareció un vehículo policial y uno de la morgue: quince minutos más tarde bajaron en una camilla un cuerpo cubierto por una bolsa negra. El hombre subió al bus que esperaba; en la vereda estaba el alma de quien lo denunció mirando triste al hombre, quien simplemente cerró sus ojos para explicarle al fallecido que toda acción tenía consecuencias.

domingo, mayo 01, 2022

Astrónomo

 El astrónomo estaba desconcertado, y algo frenético. Llevaba cerca de tres horas revisando una y otra vez los datos de la computadora, y simplemente le parecía increíble la información que entregaba el ordenador. Sólo le quedaba un paso para dar, y si salía positivo debería empezar a comunicarse con otros observatorios, corriendo el riesgo de quedar en vergüenza si es que su análisis estaba errado. Pero la importancia de su descubrimiento era tal que debía avisarlo si no le quedaba lugar a dudas.

El astrónomo trabajaba en una suerte de red mundial de detección de asteroides en ruta de colisión con la Tierra, cuyo objetivo era avisar con tiempo la presencia de algún cuerpo celeste que pudiera en algún instante revestir peligro para la integridad del planeta. La red de telescopios escaneaba a tiempo completo el cielo para emitir alertas que permitieran tomar medidas a tiempo si es que existiera la posibilidad de algún impacto. Esa tarde uno de los radiotelescopios detectó un cuerpo eventualmente peligroso; el astrónomo vio la información, e inmediatamente se dio cuenta que debería haber un error, pues según los datos el cuerpo de quinientos metros de diámetro impactaría la superficie de la Tierra en 48 horas, cosa que era imposible pues debería haberse detectado al menos con un año de anticipación. El astrónomo empezó a cotejar datos de otros radiotelescopios del observatorio, y todos arrojaban el mismo resultado.

El astrónomo estaba empezando a desesperarse, todos los datos concordaban y no parecía haber error en el descubrimiento. Ya había oscurecido, por lo que había llegado el momento de hacer observación directa del cielo para ver con un telescopio óptico lo que los radiotelescopios y computadores habían encontrado. El profesional alineó el telescopio según las coordenadas arrojadas por el sistema, y al mirar por el visor descubrió que todos los computadores se habían equivocado. El hombre suspiró, y dio el aviso correspondiente.

El astrónomo estaba sentado al aire libre, fuera del edificio que albergaba los aparatos del observatorio. En el suelo había una botella de whisky, un vaso, y una bolsa de hielo. El telescopio óptico le permitió darse cuenta del error de los computadores: el asteroide no llegaría en 48, sino en 4,8 horas desde la última alerta. Luego de confirmado el hallazgo el profesional se comunicó con el resto de la red, quienes también habían llegado a la misma conclusión. La decisión que tomaron fue la más racional posible en ese momento: no dar aviso a nadie, y sentarse a ser espectadores de primera fila del más grande espectáculo que vería la humanidad en toda su historia.