Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, enero 31, 2007

Amiga

Amiga inseparable
me acompañas cada noche
a cumplir mis objetivos:
eres fiel complemento
de mi poco trascendente
pero recurrente accionar.

Amiga inseparable
desde inmemorables tiempos
recorres mi ruta;
siempre esperando con paciencia
y eterna fidelidad
a que termine lo que empecé.

Amiga inseparable
si no fuera por ti
mis noches solitarias serían;
pero tú pospones todo
con tal de no abandonarme
a mi continua soledad.

Amiga inseparable
nunca he escuchado de ti
crítica alguna;
ya sea rápido o lento
siempre llegas
cuando debes llegar.

Amiga inseparable
no te inmutas con la sangre
ni con la evisceración;
sabes que sólo lo hago
para satisfacer mi hambre
y no me juzgas.

Amiga inseparable
no se qué haría sin ti;
querida amiga Muerte
que te llevas todas las almas
de aquellos que han de servir
a mi sangrienta conservación.

(Amiga Muerte
no sabes cuantas veces
te he deseado besar:
mas sé que nunca ha de ser
pues si lo hago
perdería tu eterna amistad...)

miércoles, enero 24, 2007

Tanka de la espada

Filosa hoja
que cortas carne y hueso
trepanas tripas
separas sin problemas
cuerpo de extremidades.

Trepanas tripas
con punta y con filo
quitas las vidas
si no las invalidas
o al menos las acortas.

Quitas las vidas
mas no por motu propio
precisas guía
una mente maestra
o al menos una mente.

Precisas guía
saber el qué y el cómo
también el dónde
y si no es azaroso
también planear a quiénes.

También el dónde
detalle importante
depende todo
de haber elegido
de modo inteligente.

Depende todo
de haberlo decidido
pues es la muerte
también el sufrimiento
el fin de su existencia.

Pues es la muerte
o el desmembramiento
el objetivo
para el cual fue creada
por años trabajada.

El objetivo:
cortar, trozar y matar,
filosa hoja
hasta tu fino acero
para eso fue elegido.

Filosa hoja
tú no tienes conciencia;
filosa hoja
tú sólo ejecutas
lo que dicta el humano.

miércoles, enero 17, 2007

Vientos de libertad

El viento soplaba con fuerza en su rostro. Su larga cabellera ondeaba libre llevada por la corriente que Eolo creaba sólo para ella. Libertad… era en realidad una sensación maravillosa, que recién con 15 años podía empezar a disfrutar.

Mientras el viento hacía ondas con su pelo, recordaba su niñez. Su madre hacía ondas con su pelo, ayudada de un gran peine. Ella era la princesa de mamá, y debía lucir siempre como tal. No importaba si estaba enferma, con sueño, cansada o aburrida: debía lucir como princesa a como diera lugar. Muchas veces su madre llegaba llorando, con la cara roja o morada donde ella, a veces inclusive hasta con sangre saliendo de su boca, y empezaba a peinarla, hora tras hora…

Mientras el viento irritaba su vista y la hacía llorar, recordaba su niñez. Su padre no era un hombre bueno, la hacía llorar a cada rato. Si su madre le decía princesa, él le decía bruja fea; si su madre peinaba su pelo, él lo tironeaba. En una ocasión, cuando su madre la bañaba, él entró a ayudar y sacó a su madre. Mientras la jabonaba, empezó a acariciarla de un modo extraño, incómodo y hasta doloroso. Al decírselo, y como él no la escuchó, llamó a su madre: eso lo enojó y le dio una golpiza tal que llegó a perder el conocimiento. Al despertar estaba en un hospital, su madre la acompañaba con la cara nuevamente hinchada y sangrando; desde esa vez, su padre nunca más apareció…

Mientras el viento levantaba su falda, recordaba su juventud. Ella era bastante tímida pero muy atractiva para los hombres. De hecho siempre la seguían, la acompañaban a todos lados, se peleaban por ella. Y cada vez que estaban con ella terminaban levantando su falda… lo cual la hacía recordar la última vez que vio a su padre, y alejar a sus furtivos acompañantes. Ya casi no veía a su madre que debía trabajar para mantenerlas, las otras niñas no le hablaban por su popularidad, y los hombres sólo querían subir su falda. Estaba prisionera de sí misma y de su pasado…

Y ahora que había cumplido sus 15 años en soledad, había logrado su libertad. Y el viento la acompañaba en su viaje, lejos de todo y de todos. Así, mientras caía del piso 30, el viento soplaba su todo, tratando tal vez de sacar su alma antes del final del camino…

miércoles, enero 10, 2007

Misión

La misión de vida… desde niño había escuchado a sus padres repetir una y otra vez lo mismo. Parecía un mantra, que mientras más veces se repitiese, mayores posibilidades tendría de hacerse realidad. Pero nunca salían de eso: cada vez que él preguntaba le decían que no preguntara, que no era el tiempo aún, que cuando debiera, sería el primero en saberlo.

La misión de vida se había transformado en una meta pero a su vez en una barrera en su vida. Si quería ir a un paseo no podía, no podía poner en riesgo su misión; si iba a hacer un deporte lo prohibían, pues su cuerpo estaba destinado a su misión. Una vez quiso fumar: fue cosa de sentirle el olor para dejarlo castigado un mes sin televisión (lo único que podía hacer libremente en su casa). Su peso era vigilado estrictamente, al igual que su crecimiento. Sus padres no escatimaban en gastos a la hora de llevarlo al médico: las veces que fuera necesario, y siempre a los mejores. Todo era una inversión en pos de la misión…

Su vida era una monotonía sin fin, de la casa al colegio, del colegio a la casa; siempre lo iban a buscar, pese a que ya no era un niño y que el colegio estaba a cuatro cuadras de la casa. Los fines de semana, si el computador no tenía juegos nuevos (pues no se podía conectar a internet) y la televisión estaba repetida, eran de un tedio casi insoportable, tal como las dudas que lo invadían persistentemente acerca de la misión…

Esa mañana sería especial. Estaba de cumpleaños, el número catorce, y sus padres le dijeron que no fuera al colegio, pues le tenían una sorpresa grandiosa. Cuando despertó sus padres estaban a los pies de su cama, con una cara que evidenciaba pena y satisfacción. Ambos lo saludaron de beso, y le entregaron su regalo: una tenida blanca. El joven con desconcierto los miró, pero comprendió todo al abrir la tarjeta que traía el paquete: “…para llevar a cabo tu misión…”. Por fin había llegado el momento. Rápidamente se bañó y se colocó la tenida blanca. Una vez hubo llegado donde sus padres, éstos le dieron un vaso de leche con un extraño sabor, que le provocó un sueño imposible de vencer. Su madre lo acompañó a su cama donde se durmió profundamente.

Algunas horas después despertó por el ruido de unos extraños cantos. Al intentar moverse notó que estaba atado de pies y manos, y sin la camisa. Al abrir sus ojos se encontró con un lugar oscuro, iluminado con cientos de velas. A su lado, un hombre de túnica negra dirigía los cantos. De pronto de entre sus ropas saca una larga daga que empuña con sus dos manos. Al callar los cantos, el joven cumplió su efímera misión. En un rincón, sus padres lo contemplaron con satisfacción…

miércoles, enero 03, 2007

Velocidad

La ciudad lo tenía agobiado. Estaba acostumbrado a hacer las cosas rápido, bien, pero rápido. Cuando caminaba, también lo hacía velozmente. Pero todos a su alrededor sudaban desidia y lentitud. Lo que antes era un agrado, caminar cuatro kilómetros después de salir del trabajo, se estaba convirtiendo en una tortura. Gente que se detenía abruptamente, que parecían mirar las moléculas de smog circulando, mientras él intentaba avanzar a un paso regular: los ciudadanos no lograba entender la ciudad como él...

Una mañana despierta agitado: se había quedado dormido. El maldito reloj no sonó, o el cansancio le impidió escucharlo. Saltó como resorte de la cama, y al ver la hora se percató del problema, el reloj despertador tenía una hora de retraso. Pero al llegar a la cocina, el otro reloj concordaba con su despertador; al mirar su muñeca se convenció que el adelantado era él.

Día a día la jornada laboral se hacía más y más larga. Todos los días terminaba las labores una o dos horas antes de la salida. Para no aburrirse empezó a adelantar trabajo, pero llegó un instante en que llevaba un mes de adelanto. La comunicación con sus compañeros y con la gente en general se hacía día a día más conflictiva: parecía que se habían puesto de acuerdo todos para hablar más lento y no entenderlo.

Un mes después decididamente si se quedó dormido. La noche anterior había estado bebiendo en su casa, y no se dio cuenta de la cantidad hasta que la botella de whisky estaba vacía. Bastante mareado se acostó... y despertó absolutamente descansado... probablemente ya era mediodía. Debía ver que excusa inventar para su jefe; sin pensarlo se duchó y se vistió. Al tomar el teléfono para llamar a la oficina vio la hora: las tres de la madrugada. Luego de confirmarlo en todos los relojes de la casa se sentó desconcertado, su vista se fijó en el reloj mural; no era detallista, pero algo andaba mal, el segundero apenas se movía. De pronto comprendió que el mundo giraba más lento que de costumbre...

-o-o-o-o-o-

-Señorita.
-Dígame señor gerente.
-¿Qué pasó con el empleado de contabilidad, éste que corría como loco y al que no se le entendía lo que hablaba? Lleva tres semanas de inasistencia, y antes de echarlo quiero saber lo que sucedió.
-Señor... es que...
-¿Qué?
-Hace dos semanas sus compañeros de trabajo fueron a verlo a su departamento; golpearon la puerta y como no salió nadie llamaron al conserje…
-¿Y?
-Bueno, él les dijo que no lo veía hace tres semanas, así que llamaron a la policía, derribaron la puerta…
-¿Y?
-Encontraron un esqueleto con su ropa en el living…
-¿Qué?
-Lo peor no fue eso…
-¡Hable de una vez!
-Frente a sus ojos, y en no más de 10 minutos, se hizo polvo…