Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, mayo 28, 2008

Sombra

La sombra de la mujer proyectada en el piso estaba inmóvil, tal como ella. El débil foco en la cúspide del maltratado poste en la vereda de la fría calle proyectaba sobre el piso largas sombras de las cosas y personas que bajo él circulaban. Decenas de pequeños insectos revoloteaban a su alrededor, como si fuera un panal rodeado por sus abejas listas a entregar el fruto del trabajo de recolección del día.

Todas las sombras cambiaban en la medida que pasaban bajo el tenue foco. De inexistentes en la oscuridad hasta nítidas sobre el piso al estar exactamente bajo su centro, y luego tendiendo a la desaparición hasta desvanecerse en la noche al salir de su pequeño reino de luz en el universo de la oscuridad.

Pasadas las horas todas las sombras cambiaban… salvo la de la mujer, que seguía inmóvil en el piso. Al parecer el destino ya estaba definido, y sólo quedaba seguir la marcha. Así, la sombra abandonó el cadáver de su dueña y siguió su camino, antes que los primeros rayos del sol también la mataran…

miércoles, mayo 21, 2008

Perfume

El dulce aroma del perfume inundaba la habitación, cubriendo con su manto cualquier impureza que flotara en el aire. Era increíble notar cómo unas cuantas gotas de una esencia finamente preparada era capaz de impregnarlo todo, y permitía a la mente congelarse algunos segundos y evocar sensaciones o sentimientos en relación a dicho aroma. Las imitaciones eran fácilmente reconocibles, pues el aroma no era el mismo y duraba menos tiempo, lo cual un olfato privilegiado como el suyo agradecía sobremanera.

El dulce aroma del perfume inundaba la habitación. Esas cuatro o seis gotas disueltas en la tina llena de agua impregnaban el baño, y le hacían olvidar el fastidio de mantener la cabeza de la mujer dentro de la tina mientras agitaba, cada vez con menos fuerza, sus delgadas piernas y brazos.

miércoles, mayo 14, 2008

Mago

El viejo mago preparaba su maleta de implementos para el cumpleaños al que le habían invitado para entretener a los asistentes. Era una fiesta pequeña, con pocos invitados, así que con la maleta chica bastaba. Tenía pensado hacer juegos de naipes, monedas, pañuelos y demases trucos simples: luego de cincuenta años jugando a aparecer y desaparecer cosas que siempre estaban donde mismo, la entretención no era desafío.

Al llegar al cumpleaños sufrió la impresión más grande de su vida. Quien lo había contratado había usado un nombre falso, pero al verlo a los ojos el misterio se develó: su hijo, aquel que había echado de la casa a los dieciocho por negarse a seguir la tradición familiar de cuatro generaciones de magos, lo recibía con la satisfacción de un triunfador que se había forjado a sí mismo, sin el apoyo de nadie. Ahora era un empresario acomodado que gozaba de su venganza.

El viejo mago entró al salón de la mansión, donde un grupo de inquietos y gritones niños jugaban con una consola. Ellos, de la generación de las máquinas, no entendían el significado de un mago en la fiesta. En el grupo destacaba el festejado y sus dos hermanos, quienes miraban con desdén al abuelo, a quien recién habían conocido: un dejo de vergüenza los rodeaba, rogando porque el viejo no les hablara.

El viejo mago estaba desolado, pero sabía que tenía que cumplir con su papel. Dejó la maleta en el suelo, se sentó en la alfombra, pidió silencio y cerró sus ojos. Luego de algunos segundos y sin abrir los ojos pidió a los niños que contaran de diez a uno en voz alta. Al llegar a uno su cuerpo explotó en llamas y desapareció, causando el asombro de todos los asistentes. Las cenizas pegadas a la alfombra fueron su único recuerdo, y la maleta su única herencia…

miércoles, mayo 07, 2008

Niñez

El pequeño niño corría libre por el parque; a pocos metros de él, sus padres lo seguían para permitirle divertirse sin quedar a merced de la inseguridad de la vida moderna. Mientras sentía el viento haciéndole cosquillas en la cara olvidaba que vivía junto a sus padres en un pequeño departamento donde el clima era controlado por una máquina de aire acondicionado, y que sus juegos no existían fuera del computador de su dormitorio. Ese parque significaba la vida que el resto del tiempo le era restringida.

Mientras jugaba consigo mismo, envuelto en el mundo que su imaginación armaba con árboles y montículos de tierra, un viejo perro se le acercó en busca de cariño y algo de comer. Para él los perros eran casi una incógnita: ver animales cerca de él en una ciudad con tan poca vida (incluida la humana) era una experiencia novedosa y enriquecedora. Salvo una que otra paloma que se posaba por breves segundos en el balcón, el niño no tenía contacto con animales: bueno, no con aquellos que no aparecían en internet.

El pequeño seguía corriendo por el parque, riéndose de los vanos intentos de sus padres por atraparlo. Sabía que era parte del juego, pero generalmente cuando lo atrapaban el momento de volver al encierro del departamento se acercaba, y con ello todo lo que le desagradaba: bañarse, comer, acostarse a dormir y prepararse para el colegio del día siguiente. Por eso corría y corría haciendo fintas para alargar ese tiempo bendito de libertad.

El pequeño niño corría libre en el parque; de pronto, una brusca campanilla de reloj lo vuelve a la realidad. Ya era hora de levantarse a buscar niños al parque para truncar sus vidas, tal y como lo habían hecho con él en su perdida niñez.