Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, agosto 29, 2007

Llamado

-¿Aló?
-Aló.
-¿Con quién desea hablar?
-Contigo.
-¿Quién habla?
-Yo.
-¿Cuál “yo”?
-Yo.
-¿Es algún tipo de broma?
-No, es en serio.
-Bueno… señorita “yo”, ¿qué quiere?
-A ti.
-¿Sabe?, no estoy para imbecilidades, voy a colgar.
-¿Qué vas a colgar?
-El teléfono, idiota.
-¿Cuál teléfono?
-¿Cómo que cuál teléfono?, con el que… espera… ¿qué pasa?, ¿de dónde viene tu voz?
-De ti y de todos lados.
-¿Quién eres que puedes hablarme… sin teléfono?
-Yo.
-…
-¿Qué te pasa?
-… tengo miedo, me estoy volviendo loca…
-¿Por qué? ¿Tan terrible es escuchar a tu conciencia…?

miércoles, agosto 22, 2007

Reflexiones

-Estoy cansado
-¿De qué?
-De la vida… no es disconformidad porque mal no me ha ido, sino cansancio.
-¿Y qué vas a hacer al respecto?
-… nada supongo, es más fácil esperar a que las cosas pasen a impulsarlas…
-Pero tú no eres así, tú eres de los que crean y destruyen, de los que modifican, de los que rompen los cánones establecidos, no de los que dejan que las cosas pasen…
-Si sé, pero es agotador darte cuenta que todo el resto espera todo de ti sin estar dispuestos a poner de su parte.
-Te comprendo… en verdad no sé qué haría en tu lugar.
-Bueno, supongo que con el tiempo encontraré alguna salida a mis dudas.
-Sí, lo harás. Mira, allá arriba, un cometa, tal como lo dijo el adivino.
-Sí, es la señal. Vamos.
-¿Adónde?
-A la habitación del rey para matarlo y culpar al cometa.
-Ese es el asesino que yo conozco…

miércoles, agosto 15, 2007

Trabajo

-Buenas tardes.
-Buenas tardes, vengo por el aviso.
-Ah… es algo tarde... pero bueno, está aún dentro del horario.
-Menos mal.
-Bien. ¿Trajo su currículum?
-Sí, aquí está.
-Déjeme ver… bastante interesante, tiene mucha experiencia. Aquí dice que fue comando del ejército, luego mercenario y finalmente asesino a sueldo.
-Así es.
-Por tanto su manejo de armamento es completo.
-Sí, incluidos explosivos.
-Ajá... ¿y esto de acá?
-Trabajé los últimos tres años de sicario de un traficante.
-Bien... me gustó. En el aviso solicité que trajera su arma predilecta.
-Sí, aquí está.
- Vaya vaya, asesino clásico, una Magnum 44.
-¿Y? ¿Es mío el trabajo?
-Sí, usted es el indicado para este trabajo. Aquí tiene un adelanto.
-¿Quién es la víctima?
-Yo...

miércoles, agosto 08, 2007

Persecución

El anciano caminaba con calma hacia el banco. Su departamento tenía una ubicación privilegiada, estaba a cinco cuadras de todo: una plaza, un banco, un supermercado, dos restaurantes, tres farmacias, un cine y un pequeño centro comercial. Era un barrio bastante seguro y tranquilo, óptimo para terminar sus días en paz luego de una agitada vida como policía. Toda su existencia había estado rodeado de criminales, corriendo tras ellos y a veces hasta escapando en situaciones de peligro, y ahora ya pasado los setenta estaba disfrutando de la civilidad.

Una vez hubo retirado su jubilación emprendió el camino de retorno a su hogar; la prudencia y la experiencia le decían que era tentar a la suerte salir con todo el dinero en efectivo a hacer compras: tanto como él era capaz de “oler” a los delincuentes, ellos sabían detectar a las víctimas con dinero abundante. Cuando estaba por llegar a la esquina de la primera cuadra, donde tenía que doblar para seguir su camino, notó que un hombre joven apuraba sus pasos tras él. Inmediatamente cambió su destino para despistarlo y apuró también su marcha; al llegar a la esquina siguiente dobló y echó a correr con sus escasas fuerzas.

Dos cuadras más allá dobló a su derecha para acercarse de nuevo a su departamento y para ver a su perseguidor, el cual venía velozmente siguiendo sus pasos; si todavía tuviera su calibre 38 otro gallo cantaría... lamentablemente no era así, y no le quedaba más que correr.

El temor empezó a invadirlo, recordaba las palabras de un médico amigo que le hablaba de su desordenada dieta y de su corazón, al cual jamás le había creído. Pero ahora, que llevaba seis cuadras corriendo por su vida, parecía tener razón, pues un intenso dolor en su pecho le impedía respirar y seguir su huída.

Con espanto veía que el hombre seguía tras él, cada vez más cerca, cada vez más amenazante, cada vez más criminal. Pero llegó el instante en que su corazón no dio abasto, terminando botado en el piso de cara al cielo. Él, un viejo policía muriendo a manos de un criminal que ni siquiera disparó un tiro en su contra. El terror se mezclaba con el dolor al ver al tipo sobre él. El dolor se mezclaba con la amargura al ver que el hombre era el cajero que llevaba su billetera que se le había caído a la salida del banco para devolvérsela. La amargura se borraba como la imagen del cajero y tal y como su vida frente a sus ojos…

miércoles, agosto 01, 2007

Monólogo

-Hola
-……
-Sé que no quieres hablar conmigo, que me porté mal, que me equivoqué, pero necesito que arreglemos esta situación.
-……
-Tú sabes que no soporto el silencio, por favor dime algo.
-……
-No me hagas esto… está bien, tal vez lo merezca por lo que te hice, pero piensa en todos estos años juntos, en la familia que formamos.
-……
-En última piensa en los niños.
-……
-Por favor, no me dejes hablando solo, te lo suplico.
-……
-Si algo queda entre nosotros dime qué hacer para reparar mi error.
-……
-No esperaba esta reacción de ti… de cualquier otro tal vez, pero no de ti…
-……
-Vamos, si no es para tanto, fueron apenas siete tiros…