Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, enero 29, 2023

Ceniza

 El hombre manejaba extremadamente preocupado y extrañado esa mañana rumbo al trabajo. Las calles estaban cubiertas de un mato blanco, el cielo estaba completamente nublado y el frío empezaba a arreciar. La gente de a pie caminaba con gruesos abrigos y lentamente pues el manto blanco dificultaba la marcha. Cualquiera que hubiera visto dicha escena hubiera pensado en una nevazón en pleno invierno; el problema era que hacía dos días había empezado el verano, y el día anterior las temperaturas habían superado los 33 grados Celsius.

El hombre ya había detenido su vehículo para tocar la consistencia de aquello que cubría el suelo: al tacto parecía una especie de polvo fino cuya temperatura era incompatible con la nieve, pues superaba con facilidad los 25 grados. En ese momento el hombre comprendió que el manto blanco era ceniza volcánica, y que la baja en la temperatura ambiental era porque la gruesa ceniza bloqueaba el paso de la luz solar. El asunto era que en esa zona del país no había ningún volcán, ni siquiera inactivo, al cual poder culpar de dicha ceniza. La situación era demasiado extraña, y la gente no entendía cómo estaba sucediendo lo que estaba sucediendo.

El hombre avanzaba con dificultad, pues delante suyo había un gran embotellamiento. Algunos metros delante de él los conductores se estaban bajando de sus vehículos, lo cual era totalmente incomprensible. De pronto la nube ceniza delante de él empezó a despejarse dejando a la vista una imagen increíble: a no más de doscientos metros, al medio de la avenida principal, se levantaba un cráter que crecía lentamente y de cuya boca emergía abundante lava y material particulado. La gente no podía creer lo que estaba viendo. El hombre también se bajó de su vehículo a contemplar estupefacto la horrorosa belleza que se levantaba al medio de la ciudad.

A 350 kilómetros sobre la Tierra, una nave flotaba en el espacio dejándose llevar por el último impulso de sus propulsores. Dentro de ella un equipo de científicos terminaba de manipular un artilugio que era capaz de alterar las placas tectónicas y generar volcanes a voluntad. La fuerza aeroespacial ahora contaba con un arma definitiva para imponer sus términos en todo el planeta, sólo faltaba terminar con la última prueba del experimento. A la orden del líder del equipo, dos operadores situados a los extremos de un tablero de control, giraron llaves e introdujeron claves alfanuméricas en un computador que liberaron un botón rojo a disposición del líder. Una vez pulsado, el volcán recientemente creado estalló en una gigantesca erupción destruyendo por completo la ciudad. El experimento había terminado y el arma estaba operativa para ser utilizada a criterio de quienes ordenaron y financiaron su construcción.

sábado, enero 21, 2023

Bocina

 La muchacha manejaba tranquila su vehículo camino al trabajo. Luego de años de ahorro logró comprarse un auto pequeño y económico que gastaba poco y rendía harto, por lo que en esos momentos estaba gastando en bencina menos de lo que invertiría en pasajes en locomoción colectiva. Pese a que su mente ecológica le repetía permanentemente las emisiones del vehículo, el material particulado y la poca eficiencia al solo transportar un usuario donde cabían cinco, la comodidad del viaje era suficiente para acallar su cerebro.

La muchacha manejaba lento. En general no tenía problemas con ello, salvo contadas ocasiones en que algún automovilista atrasado o acelerado le tocaba la bocina para hacerla acelerar; sin embargo la muchacha simplemente cambiaba de pista y dejaba pasar al apurón. Esa mañana la joven iba manejando bajo la velocidad máxima permitida en la ciudad, y hasta ese momento no había tenido problemas. De pronto una bocina empezó a sonar tras de ella, sin que ello alterara el ánimo de la joven. La muchacha cambió de pista; sin embargo nadie la adelantó, y justo en ese momento la bocina empezó nuevamente a sonar tras su vehículo.

La muchacha estaba incómoda, pues el vehículo apurado no la había adelantado sino se había colocado nuevamente tras el suyo. La joven miró por el espejo retrovisor, y se dio cuenta que el vehículo que estaba tras el suyo iba a más de cien metros de distancia, y tanto o más lento que ella. De pronto la bocina empezó a sonar nuevamente; la joven buscó por todos lados a ver si ubicaba a quien la seguía, pero no se veía ningún vehículo cercano al suyo en ninguna de las pistas.

La muchacha no lograba entender qué era lo que estaba pasando. De pronto apareció en su espejo retrovisor un vehículo grande tocando la bocina; antes que la muchacha alcanzara a cambiar de pista el vehículo aceleró, y justo cuando estaba por impactarla desapareció y apareció instantáneamente delante de ella acelerando hasta perderse en el horizonte. La joven no podía entender qué había sucedido: de pronto volvió a aparecer el mismo vehículo tras el de ella tocando la bocina, y nuevamente antes de chocarla despareció y apareció delante del suyo.

La muchacha se detuvo en una antigua bencinera al lado de la calle, en la cual sólo trabajaban bomberos viejos. La muchacha pidió carga de combustible y le contó al bombero algo avergonzada lo que le había sucedido. El hombre la miró y le dijo que debía manejar con cuidado, porque ese vehículo fantasma aparecía detrás de algún vehículo para avisarle que estaba por chocar. La joven pagó el combustible, y al salir de la bencinera fue impactada por un camión blindado, muriendo en el acto. Segundos más tarde la muchacha apareció conduciendo el vehículo fantasma, esperando a que llegara la hora de algún otro conductor para pasarle el vehículo y seguir con su camino hacia el más allá, donde quiera que ello estuviese.

domingo, enero 15, 2023

Mensaje

 El hombre escuchaba viejas canciones en el reproductor de música de su computador. Hacía años ya que había dejado de lado los tornamesas y los reproductores de cedes, más que nada por un asunto de comodidad: en el computador bastaba con escribir el nombre de la canción, y el sistema de inmediato le daba más de diez mil alternativas. El hombre tenía claro que la calidad del sonido era mucho peor en el sistema digital, pero sus oídos ya no eran capaces de discriminar detalles finos del audio, por lo que el sistema que usaba era suficiente para él.

Esa tarde el hombre estaba escuchando temas de jazz y swing, que le traían recuerdos de etapas importantes en su vida. De pronto se dio cuenta que la calidad del sonido había bajado demasiado, pues estaba seguro de estar escuchando una suerte de interferencia en la canción que sonaba en ese momento. De todos modos el hombre prefirió esperar a que empezara el tema siguiente, pues podía ser que sólo ese archivo estuviera corrupto. Al empezar la siguiente canción la interferencia seguía cada vez más fuerte, y a cada minuto el sonido parecía transformarse en un mensaje que se hacía más nítido: “ve tu muerte”.

El hombre se puso de pie y empezó a caminar, pues creía estar quedándose dormido, y que estaba soñando y confundiendo realidad con fantasía. Luego de lavarse la cara el hombre volvió a su habitación y encendió nuevamente el reproductor de audio: en él ya no se escuchaba nada de la canción, sino simplemente el mensaje, ahora totalmente nítido: ve tu muerte. El hombre se asustó sobremanera, cerró el reproductor que estaba usando y abrió otro, eligiendo una canción al azar: en cuanto pulsó el botón de reproducción, empezó a sonar el mismo mensaje. Luego de probar cuatro o cinco reproductores apagó el computador, y abrió el navegador de su teléfono. En cuanto se conectó al reproductor de audio del celular y abrió su canción favorita, empezó a sonar el mismo mensaje: “ve tu muerte”. El hombre desesperado salió huyendo despavorido de su departamento.

El fantasma que habitaba el departamento del hombre estaba acongojado. Luego de años de intentar comunicarse con el ahora dueño de lo que había sido su propiedad en vida cerca de veinte años atrás, había echado todo a perder. El fantasma acumuló energía por años para lograr enviarle un mensaje al nuevo propietario, pero había equivocado el uso de dicha energía y el mensaje que se escuchaba no tenía nada que ver con el que él había deseado enviarle. El fantasma entendía que con lo que escuchó el hombre se alejaría probablemente para siempre del departamento, pero ello nunca había sido su intención. Ahora debería empezar a juntar energía nuevamente para que en una nueva ocasión sí se escuchara lo que realmente deseaba comunicar: “buena suerte”.

domingo, enero 08, 2023

Rcuerdos

Una antigua melodía sonaba en la cabeza de la joven mujer esa mañana camino al trabajo. La joven no sabía de dónde había salido esa canción, probablemente era un recuerdo de su temprana infancia pero del cual no tenía plena conciencia. En su cabeza no había memoria de letra, instrumentos ni voces, simplemente era una melodía salida de su cerebro que la acompañaba esa mañana camino a su trabajo.

La muchacha se bajó del bus, y empezó a caminar el recorrido desde el paradero hasta el edificio donde estaba la compañía para la cual trabajaba. Mientras caminaba, un olor irreconocible apareció en su nariz. El olor no se parecía a nada que ella hubiera olido antes; la sensación era desagradable, el olor parecía llenar su nariz y hasta lastimar sus fosas nasales, era como un fuego entrando a su cabeza directamente, y que a su paso quemaba los huesos de la cara y de la cabeza. La molestia era tal que hasta la complicaba para caminar, pues el olor le provocaba mareos y náuseas.

La muchacha entró al edificio, tomó el ascensor, llegó a su oficina y como era temprano, se sirvió un café para llenar el tiempo hasta el inicio del horario laboral. Mientras veía humear la taza por el café caliente, sus ojos empezaron a ver extrañas imágenes que nunca había visto: Una serie de luces se cruzaban por su campo visual, extraños árboles de tamaño irrisorio para ella, montañas y ríos que no recordaba haber visto en algún programa de cable de naturaleza, o en algún libro en el colegio, pues ella nunca había salido de la ciudad. Lo que más le molestaba era la luz, que parecía como de varios soles iluminando a la vez, lo que la hacía estar con los ojos casi cerrados en la silla de su oficina.

Terminado el café, la muchacha se quedó sentada tiesa en su silla. Ante sus ojos había una especie de animal enorme que la miraba con ojos de hambre; de improviso el animal se abalanzó sobre ella, la joven levantó su brazo por instinto de defensa, y en ese momento un dolor lacerante se apoderó de su brazo haciéndole dar un grito destemplado que llamó la atención de todos sus compañeros de trabajo. La muchacha gritaba desesperada mientras sentía que su brazo parecía desprenderse de su cuerpo con la fuerza con que agitaba su cabeza el animal. Al llegar sus compañeros de trabajo al cubículo de la joven, se encontraron con la muchacha tirada en el suelo gritando desesperada de dolor, agitando su brazo derecho sobre su rostro.

El tigre dientes de sable atacaba con fiereza al macho homínido que se había perdido del grupo de cazadores. Los colmillos del animal destrozaban la carne del brazo del joven cazador, hasta que logró cortar la extremidad dejando al cazador desangrándose en el suelo. En la oficina la muchacha sufría un colapso cardíaco por el dolor que rápidamente la llevó a la muerte. Mientras tanto en el bardo, un guía era fuertemente reprimido por su maestro al dejar abierta la memoria de vidas pasadas de un alma provocándole una muerte antes de tiempo.

 

domingo, enero 01, 2023

Música

 La muchacha caminaba por la calle con sus audífonos con cancelación de ruidos externos conectados a su teléfono, el cual utilizaba principalmente como reproductor de música. Desde hacía varias semanas ya se estaba dedicando a escuchar música popular de los años ochenta, que le había escuchado a su abuela en una visita a su casa. Sus compañeros en el colegio la molestaban por su gusto musical, pero a la muchacha no le importaba en la medida de sentirse cómoda ella con lo que escuchaba, Poco a poco la adolescente empezaba a aprender el nombre de las canciones y de las bandas, y ya podía tararear algunos estribillos sin pensar.

Esa tarde a la salida del colegio la muchacha caminaba hacia su casa escuchando a un tal Juan Bau que cantaba algo que sonaba como estrella de David. La canción romántica le parecía interesante, aunque no entendía mucho la relación con Israel. Mientras caminaba la joven veía a la gente detenerse en la calle y ponerse a conversar espontáneamente, lo cual le extrañaba más que la canción.

Ahora en el reproductor sonaban un tal Al Bano y Romina Power, cantando ella con poca voz una canción sin sentido alguno, coronada por el vozarrón de él; a poco andar cambió de tema para empezar a escuchar a un grupo llamado Mocedades que estaba repleto de voces espectaculares, armonías geniales y letras bien estructuradas. A su alrededor la gente caminaba con cara de miedo: la muchacha miró a todos lados, por si había algún asalto cerca o algo parecido, pero nada de ello parecía estar pasando.

De pronto en el reproductor empezó a sonar un tal Raphael, que tenía una voz enorme que sabía explotar, con letras románticas que llegaban a sonar empalagosas: si no fuera por la calidad de la voz, la muchacha hubiera cambiado de canciones rápidamente. En ese momento la muchacha vio cómo la gente que caminaba en ese instante por la calle empezaba a correr despavorida para todos lados, y cómo los conductores de los vehículos que circulaban por la calle los detenían y se bajaban espontáneamente. Algo raro estaba pasando, y la adolescente aún no lograba saber qué era.

La muchacha intentaba caminar entre la gente que corría para todos lados; en ese instante decidió sacarse los audífonos para saber qué pasaba. En vano intentó preguntar, pues nadie se detenía ni la tomaba en cuenta. De pronto una vibración se empezó a sentir por todos lados, y la temperatura del aire empezó a aumentar bruscamente. La muchacha alcanzó a levantar su cabeza para alcanzar a ver el enorme meteorito que avanzaba raudo desde el cielo hacia la superficie del planeta. Al momento del impacto, en su reproductor un tal Nino Bravo empezaba a cantar Libre.