Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, abril 25, 2007

Predicciones

Mientras jugaba con su hijo en el departamento, la joven madre veía el futuro del pequeño. Había nacido con esa capacidad, que cuando niña le trajo bastantes problemas en un principio, pero que luego empezó a usar como herramienta para jugar bromas a sus amigas y para tener mejores resultados en su vida escolar y de pareja. Su marido había sido elegido con pinzas dentro de un grupo de futuros triunfadores. Su vida había sido plena hasta el nacimiento de su hijo, cuando empezó a tener continuas pesadillas que no lograba recordar. No había querido ver a su hijo de modo tal de poder antelar los hechos de su existencia, pero sabía que si no lo hacía las pesadillas se harían cada vez peores.

Esa tarde, en uno de los tantos juegos del niño, se decidió. Miró directamente a su nuca mientras el pequeño estaba absorto en el juguete nuevo que le había traído para distraerlo y poder ver dentro de su destino más posible. El niño no sentía nada, pues el proceso era completamente inocuo: ella simplemente miraba a la nuca de la persona deseada, luego cerraba los ojos y las imágenes empezaban a llenar su mente antelando los hechos de los escaneados. Realmente el juguete era precioso, pero más llamativa era su caja.

La mujer cerró sus ojos y se encontró en una sala grande, con muchos asientos y algunas mesas, y una decoración bastante sobria. La sala se llenó lentamente. Desde una puerta lateral es ingresado un hombre joven, esposado y con un buzo de un solo color, llevado por dos guardias; finalmente ingresa un último hombre a la sala, de traje negro y que se sienta frente al escritorio central de la sala. A los pocos segundos el actuario empieza a leer una serie de aberraciones y crímenes horrorosos de toda índole, que sacaban muecas de espanto en quienes estaban en la sala. Para terminar el listado, el actuario se refiere a algo peor: una especie de atentado o masacre en un colegio, que termina con más de 100 niños y profesores muertos y otros tantos mutilados. Una vez terminada la lista, el juez pregunta al joven de buzo naranja sobre los crímenes: éste se ríe a carcajadas, asume todo lo leído, y más encima engrosa la lista con algunas violaciones y asesinatos que aún no se habían descubierto. La gente de la sala empieza a gritar, con claras intenciones de linchar al sociópata, cuando la mujer se da cuenta que estaba mirando la nuca del joven de naranja. El temor y el dolor la embargan… no era posible haber parido a un sociópata tan cruel como ese. Ella, que había elegido su destino y a quienes la rodeaban gracias a su don, ahora parecía empezar a entender que nada era gratis en la vida, y que su don tendría un precio más alto que el que sería capaz de soportar. Al abrir sus ojos el niño seguía jugando en el living con su juguete nuevo.

La decisión estaba tomada, por el bien de todos, y especialmente de las víctimas, había que cortar ese destino. Pero sin ese destino, su vida no tendría tampoco sentido. Con pena pero segura de lo que hacía, cerró todas las ventanas del departamento y abrió las llaves del gas: ni ella ni su pequeño sufrirían ese instante, ni sus víctimas habrían de padecer, por lo menos bajo su crueldad.

El niño seguía jugando, y de pronto el sueño lo invadió, tal como a su madre. Con lentitud se acercó al muñeco que su madre le había regalado, el último héroe salido al mercado, que venía con traje de policía. Cuando grande le gustaría ser policía o guardia, como su héroe…

miércoles, abril 18, 2007

Mentira

El aire se agotaba rápidamente en el cuarto. Parecía una verdadera pesadilla estar sentado en esa silla, atado de pies y manos, en la incertidumbre de lo que podía venir. Le habían dicho que no sufriría pero a esas alturas no sabía a quién creerle, todos le habían mentido de un u otro modo, y esa habitación era la culminación de todas las mentiras. Tal vez era limitado mentalmente, no tenía todas las capacidades que el resto de la gente, pero sabía que las mentiras que le habían dicho lo tenían en la habitación.

Su vida no era muy distinta a la del resto de los campesinos, salvo por su leve retardo mental, lo cual no era barrera para poder desempeñar los trabajos de fuerza que las labores de siembra y cosecha requerían de él. Lamentablemente y como en casi todas partes, su retardo era motivo de burlas. De niño era el burro, de adolescente el tonto, y ahora de adulto todos le decían “animal”. Un sacerdote que se encargaba de mantenerlo alejado de los problemas y de intentar guiarlo por el lado del bien le decía que el apodo era por su fuerza, que superaba a la de un ser humano común; pero por el tono en que se lo decían suponía que no era por eso. Pese a ello obedecía lo que el cura le decía, y se alejaba de quienes intentaban provocarlo; no parecía una mala persona, no se notaba que intentara sacar provecho de él, por ende había motivos para confiar en sus consejos.

Un año atrás apareció un grupo de hombres en el pueblo a quienes todos temían. El cura le dijo que era mejor no acercarse a ellos, que podían tener malas intenciones. Una tarde en que algunos trabajadores empezaron a mofarse de él e insultarlo, fue defendido por el grupo de hombres, quienes golpearon a los que lo insultaban y los corrieron del lugar. Por fin alguien fuera de la parroquia había hecho algo por él sin pedir nada a cambio; al parecer, el cura se había equivocado.

Dos meses después, una noche en que iba camino a la parroquia, el joven sintió unas risas de hombre y gritos algo ahogados de una mujer que venían de una bodega. Al entrar, encontró a sus amigos con una joven mujer que estaba con sus ropas rasgadas y con la cara sangrando. Los hombres le dijeron que estaban jugando con la mujer, que se había caído y que se había lastimado la cara. Uno de ellos le puso una botella en su boca y lo hizo beber más de la mitad del contenido: desde ese instante los recuerdos se hicieron nebulosos. Entre las imágenes que recordaba se veía con los pantalones abajo encima de la mujer; luego los hombres gritando felices con él… finalmente la cara de la mujer se veía morada mientras sus manos apretaban su cuello.

Cuando despertó se encontró encerrado en una celda con un terrible dolor de cabeza. Al rato dos policías lo vinieron a buscar con cara de odio. Al llegar a una habitación más grande vio cómo sus amigos hablaban de cómo lo habían encontrado con la ropa abajo sobre la mujer muerta, que lo habían intentado reducir y que él los había atacado con su gran fuerza. Los meses siguientes fueron de mentira tras mentira, hasta que un juez leyó un documento que no entendió. Todo ese tiempo el cura lo siguió acompañando en la cárcel, hasta que un día no lo dejaron entrar más. A la noche siguiente lo dejaron comer lo que quiso, y temprano lo despertaron. Luego de vestirse con un uniforme que le dejaron, su cura amigo entró. Le dijo que se reuniría con Dios, que sus pesares pasarían rápido, y que si seguía rezando Dios lo perdonaría por lo que hizo. Él era el único que no le había mentido, por tanto haría lo que le dijera. Finalmente lo sacaron engrillado y lo encerraron amarrado en la extraña habitación, donde el cura no lo pudo acompañar. Minutos después un golpe de algo cayendo dentro de la habitación y un extraño olor le dieron la razón al cura…

miércoles, abril 11, 2007

Seguridad

El sol se ocultaba tras la muralla del castillo. Sus viejos ladrillos eran memoria histórica de siglos de batallas y traiciones. Luego de apaciguados los ánimos revolucionarios de unos y otros y establecido un gobierno estable, el vetusto edificio fue destinado a atracción turística, siendo visitado por cientos de personas día a día, deseosos de sentir todo lo que habían sentido sus ocupantes en esas románticas y épicas aventuras que los guías se encargaban de repetir una y otra vez, agregando cada cual de su cosecha histriónica (“actuando” partes de los hechos) y pseudohistórica (agregando o quitando sangre o romances según la tendencia de los visitantes). Así, cada visitante obtenía las historias que quería, y los guías las propinas que creían merecer.

En la noche el castillo se convertía en una verdadera caja fuerte. Luego de cerradas las puertas y revisado el edificio por los guardias, un complejo sistema computacional de seguridad complementado con cámaras de vigilancia era activado desde fuera, para finalmente cerrar por encima de las puertas originales todo el edificio con sendas cercas electrificadas. Parecía demasiada seguridad para una simple atracción turística, de hecho el sistema era más caro que el avalúo del edificio con todo su contenido dentro; pero nadie parecía percatarse de ello, salvo…

Eran la banda más avezada en lo que a robo mayor de arte se refería. Todo traficante de arte y coleccionista anónimo que se preciara de tener cierto nivel los conocían. Eran temidos por los curadores de los museos y por los dueños de colecciones legales, y pese a ser conocidos era tal el grado de perfección con el que cometían sus delitos que resultaba imposible capturarlos o siquiera hacerles cargos: no existía evidencia siquiera de su existencia. Obviamente el castillo había caído dentro de sus objetivos, más bien por un asunto de propaganda: si bien es cierto nadie les había hecho algún “encargo” al respecto y las piezas contenidas definitivamente no valían la pena, la seguridad era comentada en todas partes y si eran capaces de salir airosos de esa aventura, desde ese instante su bienestar económico quedaría asegurado para siempre. Luego de un par de visitas normales y una por aire, descubrieron el talón de Aquiles del sistema: el techo.

Era la noche elegida. De madrugada los seis ladrones se descolgaron desde el techo al cual habían accedido burlando el sistema computacional con un virus: efectivamente la techumbre no tenía seguridad, e inclusive estaba en bastante mal estado de conservación. Una vez dentro, con las cámaras bloqueadas por filmaciones repetidas, empezaron a buscar cuál era el sitio más protegido del castillo, llegando a una gran puerta de dos hojas de gruesa madera que daba acceso al subterráneo, la cual estaba conectada a sensores de movimiento y cubierta con un grueso cableado electrificado. Luego de desconectar los sensores y la electricidad de los cables, y de romper la vieja cerradura original, empujaron con fuerza las puertas. En ese instante, una mole de enormes dimensiones y afiladas garras y colmillos arremete contra ellos desde el subterráneo, destrozando sus cuerpos antes que supieran qué les había sucedido.

A la mañana siguiente, dos horas antes de abrir el castillo, el curador recibe una llamada telefónica del servicio de seguridad: otro grupo de idiotas había creído que el sistema estaba ahí para impedir la entrada…

miércoles, abril 04, 2007

Novelista

La joven escritora estaba terminando su novela. Llevaba meses encerrada en el proyecto de su vida, y valía la pena todos los sacrificios. Era tal el nivel de acuciosidad en los detalles, que probablemente se transformaría en una de las obras magnas de la historia de la literatura. Si bien es cierto era sólo una novela, su extensión y su temática definitivamente cambiarían el modo de leer y el gusto por la lectura de todos aquellos que se preciaban de lectores “doctos”.

La creación de la novela motivó muchas decisiones en su vida. Para no dejarse influenciar por nada la joven dejó de ver noticias y leer diarios y revistas: un par de meses antes inclusive, cuando el proyecto nació en su mente, decidió no leer ninguna otra obra literaria, ni en prosa ni en poesía. Era tan revolucionaria la idea que las musas le habían regalado (o más bien encargado para que la diera a luz) que tendría que dedicarse exclusivamente a ella, nada ni nadie la podía distraer, sino el precio a pagar podía ser altísimo… lamentablemente ni su familia ni su novio fueron capaces de comprender el valor del sacrificio, y en corto tiempo quedó sola y aislada de los que eran sus seres queridos. Pero no importaba, el tiempo le daría la razón, y sabía que luego de publicar su escrito todos volverían a buscarla, y sería ella quien decidiría a quién recibir y a quién no.

La falta de sueño la estaba mermando físicamente, pero era la única manera de no cortar las ideas en la medida que iban fluyendo. A veces la escritura le hacía malas pasadas, pues en más de una ocasión cuando se paró a almorzar era de madrugada: mas todo esfuerzo tiene su recompensa, y la suya se acercaba a pasos agigantados.

Por fin, ese sábado en la mañana logró redondear los detalles finales y terminó su novela. La alegría la desbordaba, la satisfacción de la obra terminada era simplemente la sensación más grata de toda su existencia; el solo hecho de ver el legajo de hojas recién impreso, de palpar las páginas al salir de su impresora, de ver físicamente el producto de su esfuerzo en sus manos era suficiente para olvidar todo lo que había perdido en el camino. Todo ello era recuperable, y si no, podría fácilmente hacer una nueva vida con las ganancias que la novela le daría.

El lunes siguiente, temprano en la mañana, acudió a registrar la novela, para luego dirigirse a la editorial con la cual estaba en conversaciones a entregar una copia para que el editor la leyera. Era obvio que luego de leer el libro la oferta de la editorial debería ser repactada, pues la calidad excedía con creces todos los cánones conocidos. Bastaba solamente tener un poco de paciencia para que el editor leyera y diera su opinión. Quedaron de comunicarse en una semana para poder leer tranquilo: por fin tendría una semana para ella, para empezar a contactarse con su antigua vida.

El martes en la tarde suena su teléfono; al contestar, la voz del editor sonaba, por decir lo menos, contrariada:

-¿Acaso crees que estoy para bromas de mal gusto?
-Perdón señor, no entiendo, ¿qué pasó con mi novela?, ¿tan rápido la leyó?
-¿TU novela?
-…. ¿a qué se refiere con ese tono de voz?
-¿En qué mundo vives mujer? Esa novela salió publicada hace dos meses y ya es best seller en todo el mundo…