Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, septiembre 30, 2023

Vino

 La mujer y su esposo disfrutaban de una tranquila noche de sábado en la casa que compartían hacía ya diez años desde que decidieron irse a vivir juntos, tres años antes de casarse. Esa noche en el reproductor de audio se escuchaba música de la época de juventud de la pareja; mientras la mujer vigilaba la parrilla para que la carne estuviera a punto, el hombre buscaba en la pequeña cava que tenían el mejor vino tinto para humedecer la noche y equilibrar el sabor del asado que la mujer terminaba de preparar.

La mujer empezó a llevar bandejas con la carne caliente a la mesa. En ese momento vio una botella de vino que no recordaba; al preguntarle a su marido éste le dijo que la había encontrado casi en la base de la cava, que él tampoco la recordaba, pero que por la antigüedad que tenía probablemente sería lo mejor para acompañar dicha noche. La mujer no le dio mayor importancia, y mientras su marido descorchaba el vino, ella terminaba de llevar el contenido de la parrilla a la mesa. Estando el vino descorchado, el hombre fue a la cocina a traer las ensaladas.

El asado estaba resultando perfecto esa noche. La comida estaba sabrosa, la música excelente, la conversación variaba de un tema a otro; sin embargo, y por algún extraño motivo, ninguno de los dos había tocado siquiera el vino. Las copas estaban llenas, pero ninguno de los dos parecía en ese momento entusiasmado por beber. De pronto el hombre tomó la iniciativa, e invitó a su esposa a hacer un brindis por la noche compartida.

Mujer y hombre se retorcían de dolor en el suelo; los gritos lograban inclusive tapar el sonido de la música en la casa. El vino les había provocado un dolor salvaje desde que bebieron el único sorbo que alcanzaron a tomar. Tal era la intensidad de los gritos que sus vecinos se dieron cuenta, y de inmediato se dirigieron a la casa a ver si podían ayudar en algo; por un asunto de seguridad las mujeres habían compartido un juego de llaves, por lo que no fue problema para el matrimonio amigo entrar al hogar. Al llegar al comedor, ambos quedaron casi paralizados.

El matrimonio vecino no entendía lo que estaba sucediendo frente a sus ojos. Los dueños de casa estaban ambos botados en el suelo. El cuerpo del hombre llegaba hasta su abdomen y el de su esposa sólo hasta el tórax: bajo ese límite sus cuerpos estaban convertidos en piedra. A cada segundo que pasaba la piedra reemplazaba cada cuerpo, y lentamente el matrimonio parecía estar convirtiéndose en estatuas. La mujer llamó a la policía mientras grababa con su teléfono celular lo que estaba sucediendo para que alguien les creyera tan disparatada historia. El hombre mientras tanto intentaba consolar a la pareja en su sufrimiento sin saber qué hacer para poder ayudarlos. En ese momento el hombre le gritó acerca del vino: los ojos del vecino se fijaron en la botella, en cuya etiqueta se veía el rostro deforme de una mujer con una cabellera formada de serpientes.

domingo, septiembre 24, 2023

Juego

 La pequeña niña de cinco años jugaba con su gato de la misma edad. La mascota había llegado al hogar de la familia en una fecha cercana al nacimiento de la niña, por lo cual habían crecido juntos, lo que había generado entre ellos un lazo casi indisoluble, en que ambos se protegían, y cuyo cariño no parecía tener límites. Esa tarde la pequeña había llegado del colegio, y luego de cambiarse de ropa y tomar onces con su familia, se dirigió a su habitación a jugar con su compañero de vida.

Dos horas más tarde la madre de la niña se dirigió al dormitorio, donde niña y gato jugaban animadamente. De pronto la niña se quedó tiesa mirando una pared, para luego empezar una conversación con la nada. La madre entendió que la pequeña jugaba con un amigo imaginario; sin embargo algo llamaba su atención: el gato miraba a la misma pared, y parecía hacerle fiestas a la misma nada.

Media hora más tarde la mujer llamó a su marido. El hombre se dirigió a la habitación de la pequeña, quien seguía hablando a la pared mientras el gato miraba hacia el mismo lugar que la pequeña. De pronto la niña empezó a hablar en otro idioma; su madre de inmediato reconoció que la pequeña había empezado a hablar en un perfecto francés, lengua que nadie le había enseñado. En ese momento el gato se lanzó de espaldas al piso: al mirarlo con detención los padres de la niña vieron cómo el pelaje del abdomen del animal se veía aplastado francamente por una suerte de mano invisible. En ese instante la pareja tomó bruscamente a la niña y salieron huyendo a la calle.

Tres horas más tarde los ánimos se habían calmado. La familia había vuelto al hogar, la pequeña a su dormitorio, y sus padres al comedor. Ambos se sirvieron sendas copas llenas de vino para intentar asimilar lo que habían escuchado. En la calle la niña les preguntó por qué la habían sacado de su dormitorio: sus padres intentaron explicarle que tenían miedo de lo que habían visto en el lugar. La niña se paró delante de ellos, y con una voz desconocida para ellos, de mujer adulta, les explicó que ella, el gato, y el ser que los acompañaba en la habitación habían compartido decenas de vidas en el pasado. Cuando el padre le preguntó por qué esa cosa invisible estaba en su habitación, la voz les dijo que esa alma se estaba preparando para acompañarlos cerca de un año más, cuando naciera como su hermanito. Al escuchar eso, el matrimonio quedó casi paralizado: la noche anterior habían conversado la posibilidad de agrandar la familia. Estaba claro que ello ya estaba decidido, y no por ellos.

sábado, septiembre 16, 2023

Viento

La muchacha sentía el viento acariciar su rostro esa fría mañana de invierno. La noche anterior había llovido, y ahora el viento frío acariciaba todos los rostros que a esa hora deambulaban por las calles de la ciudad. La muchacha también se había llovido la noche anterior: sus ojeras denotaban una larga noche de insomnio y lágrimas; pero ya todo había pasado, había empezado otro día, y su rostro disfrutaba el viento en su superficie.

La muchacha veía como todo parecía girar a su alrededor. En ese momento no se sentía mareada ni nada parecido, simplemente veía como todo giraba sin ritmo alguno; la muchacha intentaba fijar su vista, pero en ese momento le era imposible, así que simplemente decidió dejarse llevar y ver todo girar vertiginosamente. En algún momento la muchacha pensó en cerrar sus ojos, pero sabía que ese momento sería irrepetible, por lo que prefirió seguir viendo lo que en ese momento sucedía.

La muchacha iba con audífonos conectados a su teléfono celular, escuchando su música favorita. La melodía de la canción “Fe” de Jorge González retumbaba en su cerebro, y la voz del cantante la mantenía en una especie de trance. El viento seguía acariciando su rostro: de pronto la fuerza del viento fue tal, que el sonido en sus oídos superó el volumen del reproductor de audio, provocando una extraña mezcla en su cerebro, que mal que mal le encantaba sentir.

La gente parecía acercarse rápidamente a la muchacha, quien seguía disfrutando el viento en su rostro. En ese momento un grito ensordecedor se dejó escuchar, paralizando por un instante el tiempo a su alrededor. Acto seguido un golpe seco se dejó sentir en el pavimento, seguido de más gritos de espanto y sorpresa: el cuerpo de la muchacha se había destrozado contra el cemento, luego de lanzarse desde el piso quince del edificio situado en medio de la comuna que la vio nacer, crecer y vivir la maldita depresión que terminó llevándola a tomar la peor decisión de su existencia, pero que de un u otro modo le había ayudado a acabar con su sufrimiento. Al lado de sus restos quedaba de pie su alma, confundida por lo que había hecho, y sin saber qué le tenía deparado el destino más allá de la muerte.

domingo, septiembre 10, 2023

Marcial

El viejo hombre estaba echado frente al televisor viendo peleas de artes marciales mixtas. El hombre nunca en su vida había peleado, y ni siquiera había entrado en alguna ocasión a algún gimnasio a preguntar loe precios de las clases; sin embargo era fanático de las peleas por televisión, y siempre decía entre sus amistades que esa tarde noche vería gente golpeándose por dinero.

Ese fin de semana no hubo velada de peleas, por lo que el viejo hombre decidió salir a hacer un poco de vida social a un bar cercano a su casa. Al llegar al lugar se encontró con sus viejos amigos. Luego de saludar a todos se inició una conversación que se fue regando con alcohol, haciendo que las opiniones fuesen cada vez más vehementes y con menos argumentos; sin embargo luego de terminar cada intercambio de opiniones, todo terminaba en un brindis o en alguna broma de amigos sin que nada pasara a mayores. Cerca de dos horas después de la llagada del viejo, apareció un joven, quien era hijo de uno de los comensales.

La conversación cambiaba de rumbo a cada rato. De pronto un comentario del viejo molestó sobremanera al joven, quien l insultó abiertamente. El viejo, gobernado por el alcohol, le lanzó una bofetada el joven y lo retó a salir a la calle a arreglar el problema a los golpes. El muchacho aceptó: ambos hombres se enfrascaron en una violenta pelea. El viejo empezó a hacer todo lo que había visto hacer en televisión a sus ídolos, logrando en el corto plazo golpear en repetidas ocasiones a su rival. En un momento la pelea siguió en el piso, donde el viejo hombre empezó a ejecutar distintas llaves al joven. De pronto, una fuerte puntada en su abdomen lo hizo reaccionar: en ese instante, todo se hizo muy confuso.

El viejo hombre estaba de pie. En el suelo yacía su cuerpo con una herida sangrante en el abdomen. Alrededor de su cuerpo sus amigos miraban cómo una joven paramédico le hacía maniobras de reanimación cardiopulmonar en espera de la llegada de la ambulancia que habían llamado hacía varios minutos, luego que el hombre joven lo apuñalara en el abdomen para después huir del lugar. El viejo veía los esfuerzos de la muchacha por mantenerlo con vida mientras llegaba el equipo de rescate; mientras tanto, el alma del hombre disfrutaba recordando el sueño que había tenido.

domingo, septiembre 03, 2023

Caminata

 La muchacha caminaba bajo el abrasador sol de verano escuchando una canción que hablaba de la lluvia. La joven vestía de pies a cabeza de negro, con faldón largo y cuello alto, sin parecer sentirse afectada por las altas temperaturas. La gente a su alrededor vestía ropas cortas y livianas y pese a ello sudaban de una manera salvaje; sin embargo ella, pese a lo abrigada que parecía andar, se notaba cómoda y tranquila.

La joven estaba en una esquina esperando a que el semáforo diera luz verde para seguir su camino. A su lado estaba un matrimonio con una niña de algo más de tres años, que la miraba con curiosidad. La pequeña de pronto tiró con suavidad del faldón de la joven, quien la miró y le sonrió; en ese momento la luz cambió a verde y los padres de la pequeña siguieron su marcha tironeando a la pequeña quien siguió con la vista fija en la muchacha, quien también cruzó la calle pero bastante más lento.

A la mitad de la cuadra, cuatro perros callejeros vieron a la joven y empezaron a caminar al lado de ella. La muchacha se acercó a los animales y a cada uno les dio una suave caricia en sus narices. Los animales siguieron escoltando a la muchacha, hasta que de pronto apareció un grupo de jóvenes amantes de los animales con platos con comida y agua para alimentar a los callejeros; los animales se quedaron mirando a la muchacha quien continuó su marcha dejando a los animales alimentarse tranquilos.

Dos cuadras más adelante, una señora de cabello largo entrecano tenía un paño en el suelo con amuletos, velas y santitos a la venta. La muchacha se detuvo con curiosidad a mirar los artículos. La mujer la miró, y luego miró a su alrededor; de pronto se dio cuenta que su sospecha era cierta, y de su bolsillo sacó una pequeña bolsita cuyo contenido parecía ser cenizas o algo de color y consistencia similar. La mujer lanzó las cenizas hacia la muchacha, quien se quedó tiesa y empezó a desvanecerse en el aire, mientras su rostro sonriente parecía iluminarse. La bruja fue capaz de darse cuenta que la muchacha estaba muerta y no había encontrado su camino, cuando otra mujer se paró sobre ella y atravesó su imagen sin notarla. Luego de ayudar al alma extraviada a encontrar su camino al más allá, la mujer se disculpó con la clienta a la que le llegaron las cenizas físicas.