Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, febrero 22, 2006

UTI (crónica de mi muerte anunciada...)

Increíble, nunca pensé que llegaría el día: el último turno antes de mi jubilación. Ya no recuerdo cuántos años son trabajando en esta UTI, la peor catalogada del país, la más compleja, casi una antesala a la autopsia. Ningún especialista, salvo los mismos viejos locos de siempre, quisieron aceptar el desafío. Y bueno, alguien tenía que hacer el “trabajo sucio”...

No suelo ser nostálgico (de hecho siempre me han catalogado de duro y frío), pero pienso que echaré de menos el entorno. El concierto de ruidos las 24 horas del día, los ventiladores mecánicos y sus alarmas, las bombas de infusión y sus alarmas, los monitores y sus malditas alarmas... años atrás eran números en rojo, ahora pantallitas planas con gráficos en 3 dimensiones, pero siguen anunciando lo mismo: descompensación, alejamiento del inestable equilibrio llamado vida, si es que lo que mantenemos acá merece ese nombre. A veces me cuestiono, si me llegara a suceder algo, si me gustaría que me hicieran todo lo que le hago a los pacientes; en las interminables noches de invierno en que no hay algún procedimiento imprevisto, tomando un café en un solo tiempo (no de 5 o 6 veces), me imagino intubado, con varias vías venosas (incluida la consabida vía venosa central que tanto nos gusta), dializado, con una que otra sonda, y amarrado (“contenido” suena menos traumático) al catre clínico... ¿es eso vida, dignidad humana, o vía para seguir en este mundo?

Esto últimos turnos han sido bastante desagradables. Parece que el sistema de última generación que compró la clínica no es tan maravilloso como pintaban, pues hace días las alarmas se activan todas a la vez, estando los pacientes estabilizados. Y ahí hay que pararse y revisar uno por uno los monitores, desactivar las alarmas y cargar el sistema de nuevo. Creo que aún prefiero las antiguas, las de numeritos rojos... Es más fácil jugar con ellas que con estas pantallitas que tocas y te preguntan todo; antes era el equipo humano el que usaba las máquinas, ahora ellas nos usan y abusan a su antojo...

Quedan sólo 5 horas, 5 horitas de vida laboral activa. Vi en la tarde a las enfermeras y paramédicos secreteando, y varias salieron a comprar: están preparando mi despedida, tratando que no las descubra. Nunca lograron sorprenderme, en todos mis cumpleaños sabía quiénes iban a comprar, qué y cuándo; ahora no es la excepción, pero esta última vez no les arruinaré la sorpresa.

Parece que la UTI supiera que me voy, esta noche no ha habido alarmas ni emergencias ni sorpresas. Mandé a todos a acostarse hace un rato, para quedarme a solas con mi sala y mis pacientes. En agradecimiento, todos se han mantenido tal y como escribí en sus fichas: estables.

Sentado en la terminal donde veo todas las pantallas, empiezo a sentir cansancio. Obvio, cuántos años de sacrificios personales y familiares hay aquí, cuántas lágrimas, peleas, órdenes y contraórdenes se entremezclan. La emoción lleva a que me empiece a faltar el aire, incluso hasta palpitaciones estoy sintiendo. Y yo que me hacía el “gran macho” ahora estoy acá cansado, ahogado, con palpitaciones y una fuerte opresión en el pecho y la mandíbula... no me doy cuenta cuando estoy en el suelo, sudando frío, sintiendo la vida escaparse de mi ser. Justo esta noche, mi última noche, en que ninguna alarma sonó...
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miércoles, febrero 15, 2006

Condenado

Camino por las calles de la ciudad a vista de todos y sin que nadie me vea. Es interesante deambular por avenidas tan grandes, y con tanta gente, sabiendo que estoy aquí, sabiendo que todos saben que estoy entre ellos, pero sin que noten mi presencia.

Hubo un tiempo en que era distinto, en que era objeto de miradas y comentarios. De pronto, de un día a otro, mi vida dejó de ser atrayente, y fui desapareciendo de todos lados. Eso me llegó a cometer la locura que hice, que obviamente un juez catalogó como "delito". Una vez supo mis motivaciones, dictó la más terrible sentencia para alguien como yo: aislamiento social. A algún loco se le ocurrió que ciertos crímenes podían ser purgados en la vía pública, pero con un tatuaje en la frente muy visible, que impedía que la gente se dirigiera al condenado. Por si acaso también insertan un chip muy ruidoso por si el tramposo quería burlar al sistema hablando con algún invidente...

Los primeros días fueron un chiste: gestos obscenos, insultos, agarrones, y nadie te puede decir nada; inclusive me di el gusto un día de pasear desnudo a las 12 del día por la avenida principal...

Llevo dos años, 11 meses y 29 días de esta tortura, de esta muerte en vida. A veces creo que se me olvidó hablar, que ya no tengo voz, pero sé que no es así. Hubo instantes en que quise matarme, arrancarme el chip o quemarme la frente, pero no tuve el valor.
Inclusive cuando me atropellaron hace un año, el equipo de urgencias no pudo hablarme; y una doctora que intentó burlar mi condena, fue despedida en el instante...

Llegó el ansiado día, al fin. El láser borra mi tatuaje y retiran el chip. Ya es tarde, así que viajo con rapidez a mi hogar. No aguanto las ganas que sea mañana. Ahora por fin, puede el mundo notar mi existencia, hablarme y escucharme.

Es raro, no siento nada especial. Sigo mi rutina matinal de costumbre; creo que hoy desayunaré afuera, estoy cansado del agua de café y las tostadas quemadas (en tres años no pude aprender a cocinar).
Me arreglo como siempre, y me acerco al café que visitaba antes de mi delito. Se acerca la dependiente y por fin, una voz luego de tres años se dirige a mí y me dice con dulzura (cada palabra hacia mi hoy es dulce):

- Buenos días señor, ¿le traigo la carta? - mientras sonríe al mirarme.

Y con todo el sentimiento guardado por tres años, pronuncio lo que tantas veces soñé pronunciar durante estos mil y tantos días de condena:

- ¡¡PÚDRETE!!
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viernes, febrero 10, 2006

El patio trasero

Si por algún motivo (no sabría cuál) les interesa conocer algo más del humano detrás de Blood, los invito a El patio trasero . Es ahí donde boto todos los escombros de mi vida. Sugerencia: no vayan, es un sitio absolutamente autorreferente, de desahogo de mis crisis de egocentrismo. Nos vemos.

miércoles, febrero 08, 2006

Ecología

Ecos lejanos
murmullo, zumbido,
tronar, estallido,
no sé...
No lo escucho mas lo siento
en mi piel, en mis huesos
finalmente en mi cerebro:
frecuencia inaudible sensible,
que daña mis tejidos,
los quita de su onda
y los lleva a la tuya,
vibrando a la par
con tu origen
aun para mi desconocido.
Y pierdo el endeble equilibrio
que mantenía mis piezas juntas
y empiezo a desmoronarme,
célula a célula
lenta y parcialmente
hasta dejar de ser un todo
y pasar a ser una parte
de otro todo mayor:
el entorno, la tierra.
De pronto siento como giro
sobre mí,
veo la luna danzando a mi alrededor
a lo lejos
el sol me entibia
e ilumina...
Y siento como aquellos
que fueron mis congéneres
me sacan pedazos,
me trepanan, ensucian
escarban y perforan
haciendo construcciones
sobre mi destrucción;
ensucian mi sangre,
queman mi piel.

¿Porqué luna, no caes sobre mí
para sacarme de encima a esta gente
y fundirnos en el infinito?
¿Porqué sol no aumentas tu calor
y purificas por fuego mi superficie?

Aquellos que una vez fueron mis congéneres
hacen lo que pido hoy
a mi sol, a mi luna,
pero lenta y dolorosamente...
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miércoles, febrero 01, 2006

Tanka sangriento

Voy a hacer un paréntesis en mi juego de sangre, para participar de otro juego. Acabo de recibir una invitación de Piel, una estimada amiga poetisa de México, para participar de un poema grupal en forma de Tanka (poesía tradicional japonesa). Estas son las reglas:

"Este es un cadáver exquisito en el que cada jugador invitará a dos participantes, indicándoles las reglas del juego.

El participante debe dejar aviso en el blog de sus invitados para que éstos sepan que han sido considerados para darle vida al juego.

El invitado, a quien se le pasa la estafeta, iniciará su composición con la frase "pivote" del participante anterior, quien deberá resaltarla con cursivas y en color rojo.

La forma será de tanka (tipo de poesía tradicional japonesa.) La forma tradicional consta de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas. Un tanka puede ser un texto, dividido en cinco partes, usando treinta y un sílabas o menos, permitiendo que fluya la prosa poética dictando la longitud de las líneas que quedarán separadas por signos de puntuación. (La disposición de las sìlabas puede ser irregular pero siempre conservando el mismo número de versos) El invitado eligirá la unidad ritmica que prefiera.

Debe existir el concepto de 'pivote', o eje del poema: en algún punto en la tercera línea va a existir una imagen que relaciona o liga las dos primeras líneas con las dos últimas.

El tema será libre.

Cada participante debe señalar el blog del que proviene y poner al final las direcciones de sus invitados".

Cada tanka parte de este cadaver sera publicado en Cuantos cuentos cuentan:

Inicia Fairywindy:

Palabra viva,
Acción renovadora,
"Amor en pleno."
Mil anhelos que fluyen
Flamas en el corazón.

Continua Raistlin:

Amor Pasado
Corazón Inflamado
"Mujer Divina"
Recuerdo añorando
De esperanza Vana

Sigue Piel:

Mujer anhelo,
Suave seno navegar,
"Lamer tu valle"
Inaugurar gozoso
dentro tuyo despertar.

Mi aporte:

Lamer la sangre,
que brota a raudales.
"Copa de hueso",
que formo con tu cráneo,
para seguir bebiendo.

¿Quiénes seguirán con este karma heredado del hemisferio norte? El amigo de los Anónimos, Eduardo Waghorn, und meine liebe freunde, Die Walküre. Saludos sangrientos . . .